…UN BARÇA CAMPEÓN VENCE A UN SEVILLA CAMPEÓN…
…
El Barça actual es como el camaleón, muy cauteloso, un paso para delante y un paso
atrás, pero dotado de un mortífero
ataque que, como la lengua del pequeño saurópsido, se alarga y como un proyectil recorre la distancia que le
separa del insecto apetecido, en el otro símil, el arco del opositor. Su juego
aparente es el de hilar como la tejedora pero, con su visión estereoscópica y en
profundidad, aniquila las estrategias defensivas más exquisitas. Y sus cambios
de color o de estilo le facilitan adoptarse a las circunstancias como ninguno. Todo
eso mientras duren las fuerzas porque cuando fallan la caída puede ser
estrepitosa.
El
comportamiento del Sevilla semejó el
agonístico de los seres vivos, (agón en griego significa lucha, pelea). El Sevilla
fue un magnífico ejemplo de la lucha de
la vida contra la muerte y, al final, su gesto de sometimiento fue
ofrecer el punto más vulnerable al adversario: el portero. Beto hizo un
partido soberbio, pero le faltaron esos centímetros que hoy se llevan o se
demandan para llegar a uno de los golpeos de Messi o para atrapar el balón que se
convirtió en el rechazo que fulminó Pedro. Otra cosa diferente fue la disposición de los
elementos sobre el rectángulo del campo; entre
la defensa del Sevilla y su media y no díganos la delantera había una
distancia anormal; los servomecanismos o la planificación de su entrenador no
se cumplían, pero cuando el Barça aflojó, la delantera sevillista, primero con
el eje Notito-Reyes y después el de Immobile-Konoplianka hizo posible todo,
pero en dos momentos definitivos estuvo un defensa, Coke, para rematar...
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