HOSPITALES
Mi segundo hijo nació en un hospital de
Lancaster (Pensilvania). El protocolo de visitas autorizaba la mía sin exceder
las dos horas ni extenderse a nadie más
incluido mi hijo mayor (con tres años desarrolló
un síndrome de abandono por parte de
la madre que tardó algo en superar). Lo que el hospital primaba era que la
parturienta y la otra paciente en situación similar que compartía habitación, intercomunicaran
vivencias porque ello ayudaría, además, a una relación con médicos y enfermeras
casi sin obstáculos y al término del proceso maternal de ambas.
El pasado mes de agosto estuve en dos
importantes hospitales españoles, excelentes en el aspecto médico y sanitario,
pero con protocolo distinto de visitas. Los pacientes podían ser cumplimentados
por familiares y amigos desde las 9 hasta las 21 horas salvo si los doctores o las
enfermeras visitaban al enfermo. Las visitas eran numerosas. Los saludos iban adornados
de grandes exclamaciones sobre el lustre de los
pacientes y, al salir, abundaban
las interjecciones relativas a un alta próxima. Los correteos de gente menuda no faltaban y
vi la habitación de un abuelo decorada con poemas de sus nietos que, por
supuesto, nadie osó retirar por cuanto contribuían a su buen ánimo y recuperación.
Ese visiteo hacía que las puertas de las
habitaciones permanecieran más bien abiertas que cerradas durante el día, el ambiente de cotorreo más el correteo de los niños obligaba a enfermeras
y auxiliares a elevar sus tonos de voz y todo contribuía a poner a prueba los
oídos de los enfermos hasta que llegaba el silencio sobre las 11 de la noche,
un éxtasis a disfrutar hasta las 6 de la mañana, la hora de los vampiros, apodo cariñoso aplicado a los sanitarios que ponen
las primeras inyecciones del día…
El catecismo del padre Gaspar Astete,
(1537-1601) ha formado al país a través de sus más de mil ediciones --más las posteriores
de Menéndez de Luarca y la de Benito Sanz… – inculcando que la caridad es la
virtud sobrenatural del catolicismo y que la primera de las virtudes corporales es la de
visitar a los enfermos, regla que ha
superado siglos e informado leyes y reglamentos de manera real o solapada hasta
formar parte de nuestra cultura. Sin embargo, yo me pregunto: ¿no se podría reorganizar
el protocolo de las visitas a los hospitales españoles aunque fuera un poquito?
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