Mr.
Ciudadano Twitt
Hace unos días mi mujer volvió de la calle al
mediodía comentando que la institución de la que yo había sido director
organizaba un ciclo de conferencias ya iniciado y que un gran amigo iba a impartir
la del día. Se había
informado leyendo un cartel expuesto en
un local próximo a un establecimiento de Lizarrán.
Por la tarde y antes de saludar a mi amigo comenté a
la Sra. Secretaria de la institución mi motivo de estar allí, y me dijo
sorprendida: ¡Claro! Es que mandamos las
invitaciones vía twitt; olvidamos que
Ud. no tiene.
Como no tengo filiación en las redes al uso ni tampoco WhatsApp sucede
que casi ni existo incluyendo a la familia. Mis hijos a la hora de comer conversan
poco conmigo y alguno aprovecha el rato en casa para sacar tajada a su móvil porque tenemos wifi. Mis nietos llegan con los ojos sobre la tableta y andan tan metidos que casi ni te
responden si les preguntas.
Nada se elucubra, proyecta o formula más allá de 140 caracteres,
pensamientos liofilizados llamados twitt
expuestos al escrutinio de interlocutores
que pueden sumar legión. Por eso, cuando Simeone pierde la Champions y dice --mirando
de modo enigmático-- que tiene que pensar, aplaudo. ¿Pensar hoy más allá de 140 caracteres? ¿Pensar de verdad? No se lleva y por eso hay muchos que están verdaderamente preocupados con lo de
Simeone.
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